Tal es su pensamiento tal es el

Existen heridas que afectan mucho a nuestra autoestima: el abandono, el rechazo, la humillación, la traición. Éstas nos llevan a tener miedo para volver a confiar. La injusticia, los sentimientos de aislamiento, una inteligencia emocional no desarrollada, son todas situaciones que conspiran en contra de tener una autoestima sana. 

René Descartes decía: “pienso, luego existo”; él argumentaba que somos seres racionales. Luego aparece Blaise Pascal diciendo que “el corazón tiene razones que la razón ignora”; él nos habla de que somos seres emocionales. La Biblia también nos habla de esto, y nos dice en Proverbios 23:7: “tal es su pensamiento tal es el”. Así somos, todo esto tiene que ver con nuestra autoestima. 

Definamos lo que es autoestima. Muchos nos hablan de que es el amor que uno se tiene a sí mismo, pero este es como un concepto un poco ambiguo y romántico. La autoestima tiene que ver realmente con un auto concepto, con conocernos, saber cuáles son nuestras fortalezas y  debilidades y, en base a ello, desarrollar un plan de vida. Conocer que fuimos creados con un diseño único por parte de nuestro creador, y en eso es en lo que tenemos que trabajar.

Lo que también debemos trabajar es nuestro sentido de pertenencia, ya que crear fuertes lazos es lo que nos va a ayudar a tener una buena autoestima. Esto tiene que ver con un vínculo de identificación. Hay pertenencia cuando se tiene interés por el otro, cuando hay comunicación, cuando hay relación que facilita logros exitosos. La iglesia nos da el sentido de pertenencia, lo que nos ayuda muchísimo y nos genera satisfacción en nuestras vidas. Experimentamos un estado emocional placentero como resultado del juicio de evaluación que se hace de nuestro trabajo, de nuestra realidad personal. 

¿Qué nos impide ser efectivos? 

Muchas veces la respuesta a esta pregunta tiene que ver con nuestro egoísmo e individualismo. Al ser individualistas no aprendemos a trabajar en equipo y eso hace que los fracasos sean continuos. También los rumores y los chismes; hay que empezar a hablar, como dice la Palabra, con verdad, empezar a hablar de frente. Otra situación que se da mucho es el desinterés y la falta de compromiso al no querer comprometernos con situaciones, al no interesarnos en cosas que realmente nos tendrían que interesar.

Otro punto que va en contra de una autoestima sana son las rivalidades: debemos aprender que no somos rivales ni competimos con nadie, sino que lo hacemos con nosotros mismos. También esto tiene mucho que ver con la codicia, con el desear mucho el dinero y el poder, cuando en realidad todos tenemos nuestras limitaciones. Tenemos que ser conscientes de nuestras debilidades y fortalezas, y esto nos va a llevar a poder tener una autoestima sana. 

Mejorar nuestra comunicación es fundamental para que podamos crecer: qué es lo que comunicamos, qué es lo que queremos lograr, cuáles son nuestras metas y objetivos. Si nosotros tenemos bien identificadas nuestras metas y objetivos, vivimos enfocados en lo que queremos hacer. Conociéndonos y poniendo todo esto en manos de Dios, de seguro que nos va a ir bien. 

Para tener una autoestima sana necesitamos desarrollar relaciones sanas, conocer nuestras emociones y las de los demás, basándonos en el respeto. Debemos aprender a reírnos pero no de los demás, y a expresarnos sin hacer daño con nuestras opiniones.

El amor es un concepto demasiado mal entendido y tiene que ver, como dice en Efesios 5:28, con un cuidado y protección que tenemos que tener, tiene que ver con dos palabras claves: protección y provisión.

Cuando amamos a alguien le protegemos y proveemos lo que nosotros creemos que es lo mejor; cuando tenemos una autoestima sana entendemos realmente lo que es el amor, y no tenemos miedo al compromiso, que es algo fundamental para tu vida y la de tu familia. El compromiso es amar de verdad, entender que nos necesitamos mutuamente.

Es importante cuidar nuestros pensamientos, nuestra alimentación, y experimentar una vida de  sanidad, ya que no hay nada mejor para la sanidad de mi alma que el poder curativo del perdón.

 

Por el Pr. Renée Pereira | Psicólogo y Pr. de CFA Fdo. de la Mora

 

Gentileza | REVISTA SOMOS UNO.